«alumbran como un candil»

Por otra parte, su costumbre, no habitual en la música popular, de escribir en partitura lo compuesto, facilita hasta el día de hoy la reproducción fotocopiada de su obra y es uno de los pocos repertorios «criollistas» disponibles para uso didáctico por parte de alumnos de guitarra. Las introducciones de sus canciones, y las partes instrumentales en general, tienen una gran singularidad. A tal punto Osiris las consideraba como no modificables, que se cuentan innumerables anécdotas de su molestia cuando otros intérpretes las cambiaban o simplificaban (aunque, de no haberlo hecho, las dificultades técnicas de algunas de sus canciones —escúchese «La galponera» incluida en Cimarrones— hubieran reducido a un mínimo los guitarristas capacitados para reproducirlas). Y está el Osiris recitador, «camuflado» —al incorporar el modelo de introducción hablada para una canción, y haciendo dudar a sus intérpretes de si es parte estructural de la composición— o explícito, al incluir en sus grabaciones numerosos poemas recitados.
Ya en su primer disco Osiris reúne en una sola persona las dos vertientes tradicionales de cantor y recitador criollo, constituyendo, si no el primero, el documento histórico más representativo de la segunda vertiente. Expuso sus teorías en entrevistas y, con retórica poética, en las contratapas de sus discos. Allí muestra su preocupación de investigador al escribir que cree haber llegado a establecer las bases de un nuevo género de «poemas para guitarra y recitante», componiendo música específica para acompañar cada texto.
A las facetas de cantante y recitador se suma, en las presentaciones en vivo, la de coloquial amenizador que incorpora anécdotas e historias, reuniendo a la platea en torno a un imaginario fogón. Por todo esto, Osiris Rodríguez Castillo seguirá siendo fuente de estudio, disfrute y admiración.
A las facetas de cantante y recitador se suma, en las presentaciones en vivo, la de coloquial amenizador que incorpora anécdotas e historias, reuniendo a la platea en torno a un imaginario fogón. Por todo esto, Osiris Rodríguez Castillo seguirá siendo fuente de estudio, disfrute y admiración.
*Extraído de BSE
Banco de Seguros del Estado
Almanaque 2010
Concepto general: Inés Bortagaray
Biografías: Inés Bortagaray
Selección y notas: RUBÉN OLIVERA
Diseño y producción editorial: Monocromo
Banco de Seguros del Estado
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Biografías: Inés Bortagaray
Selección y notas: RUBÉN OLIVERA
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Estudió la guitarra primero con su padre, luego quién sabe con quién. Después con Rapat y Pereira Arias, y también usaba los libros de técnica guitarrística de Carlevaro, pero con éste nunca estudió. Esto lo se porque fuí yo quien le llevó los libros de Carlevaro. Y tocamos juntos muchas veces y comentabamos los ejercicios de don Abel muchas veces. Osiris ya era un artista consumado.
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