jueves, 20 de diciembre de 2012

Los Manseros Santiagueños - 35 años

Para ti compañera mia (Fortunato Juarez - Onofre Paz)
Mientras quede un hombre criollo (Carlos O. Carabajal - Alfredo E. Toledo)
Pueblo guitarrero (Onofre Paz - Felipe Rojas)
El artesano (M. Ferreyra - Torres)
Te vengo a ver (Guillermo Reynoso - Olga Bravo)
Cien alas de amor (Onofre Paz - Martín Paz)
Me estoy volviendo a Santiago (L. del C. Torres - José Santillán)
El Cara y Musha (Marcelo Ferreyra - Onofre Paz)
Real Sayana (Raul Trullenque - Onofre Paz)
Ciudad Madre de ciudades (Manuel A. Jugo - Leocadio Torres)
Mishki Río de mi pago (Olga I. Bravo - Guillermo Reynoso)
A Suncho Corral (F. Rojas - A. M. Ponti - E. A. Toledo)

miércoles, 19 de diciembre de 2012

José Miranda Villagra - Guitarra y poncho al viento




José Miranda Villagra. Destacado folclorista y compositor natural de la provincia de Tucumán (Norte Argentino). Su canción "Tu eres joya inmensa" que figura en este disco, fue uno de los primeros registros discográficos del famoso grupo Los Tucu - Tucu . Miranda Villagra es además médico y un investigador del folcore, ha editado libros sobre el tema y ha viajado por diferentes países latinoamericanos dando conferencias.

Adjuntamos aquí un artículo del Diario La Gaceta de Tucumán a propósito del artista y de su labor.

Domingo 6 de Septiembre de 2009 (LA GACETA, Tucumán, Rep. Argentina)

El cantautor José Miranda Villagra destaca en su libro "Folclore con mayúscula" que en el folclore local hay una mixtura literaria, geográfica y social.

"La identidad nacional es la síntesis de nuestro origen étnico, el idioma que nos particulariza, la tradición que nos une y el folclore que nos representa". La afirmación pertenece al folclorista José Miranda Villagra, compositor, cantante y autor del libro "Folclore con mayúscula", obra que fue reconocida recientemente por el Parlamento de Perú.
Bajo ese concepto científico, didáctico y valorativo, Miranda Villagra elaboró lo que él denomina Mapa Folclórico Musical de la provincia de Tucumán, capítulo central de su libro. Según dijo, para la elaboración del trabajo, el folclorista contó con el valioso asesoramiento técnico y diseños cartográficos del Departamento de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT. "En ese trabajo considero que Tucumán tiene tres grandes zonas o unidades folclóricas: la montaña, la llanura y la ciudad. Cada una de ellas con su ámbito natural, grupo humano, característica social, figura representativa y expresión musical", señaló Miranda Villagra. Sobre este último punto, explicó que la montaña presenta el joi joi, la arribeña o abajeña; la llanura la zamacueca y la ciudad la zamba, la canción y la chacarera.
"Esta mixtura literaria musical, geográfica y social, fruto de un profundo estudio de investigación nos permite afirmar que la provincia de Tucumán posee una innegable identidad folclórica y que esa identidad tiene sus características particulares", señaló.
Miranda Villagra publicó ocho trabajos discográficos con temas de su autoría y en colaboración con poetas como Luis Alberto Díaz, Angel Alfonso Medina, Horacio Rava y Manuel Serrano Pérez. "En mis temas hablo del amor, la vida, la libertad, los personajes urbanos y las bellezas de la provincia. Pero no hago del folclore un hecho político. Creo que los bienes folclóricos no deben ser politizados", apuntó.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Murió Carlos Lastra - Fundador de Los Quilla Huasi

Carlos Lastra  60 años con el canto y más de 50 con los Quilla Huasi, llevó  su música a los lugares más remotos del planeta, siendo compañero de escenario de Atahualpa Yupanqui, el Chango Rodríguez, Edmundo Saldívar hijo y Eduardo Falú.


El cantante y compositor rionegrino Carlos Lastra, fundador del histórico y tradicional conjunto de folclore Quilla Huasi, falleció hoy en la clínica Favaloro a los 86 años y sus restos no serán velados.

"Hoy es un día muy triste para mí, es un momento muy delicado de mucha nostalgia, de muchos recuerdos lindos vividos -continuó-. Quilla Huasi fue uno de los grupos más importantes del folclore argentino", expresó  a Télam Ramón Navarro, su amigo y compañero de la música durante 11 años.


Con 36 discos a cuestas (el último de ellos fue editado en 1987), en los que difundieron estilos como la zamba, la cueca, la chacarera, el gato o el chamamé, Los Cantores de Quilla Huasi se formaron en Buenos Aires en 1953.

En sus inicios la agrupación estuvo integrada, además de Lastra, por Fernando Portal, Carlos Vega Pereda y Ramón Núñez.

Más tarde, Oscar Valles reemplazó a Portal (1956), Roberto Palmer a Vega (1962) y Ramón Navarro a Núñez (1970).

Entre sus canciones, las más conocidas aportadas al cancionero argentino fueron "Zamba de las tolderías" (Portal-Valles-Luna), "La compañera" (Valles), "Pastor de nubes" (Portal-Castilla), "Del tiempo i mama" (Giménez) y "Zamba para bailar" (Navarro).

El nombre del conjunto significa en quechua "cantores de la casa de la luna", una idea que nació del músico Buenaventura Luna (1906-1956), uno de los precursores de la difusión masiva de la música popular de raíz.


"Yo cantaba en el colegio, en la ducha, en la iglesia, pero hasta los 20 años, no sabía que podía ser capaz de cantar en un escenario. Me surgió la inquietud por escuchar a tantos clásicos, tantos cantantes como el dúo Martínez Ledesma, Mario Arnedo Gallo, Polo Giménez, la Tropilla de Huachi Pampa."

"Los Quilla Huasi nacen por una ley que existía en los años que comenzamos, que en todo espectáculo debía haber un 50 por ciento de música nacional. Entonces, un compañero mío del trabajo que estaba ligado a los espectáculos que se realizaban en la confitería Richmond me propone cubrir ese 50 por ciento.  Allí fui a buscar a Fernando Portal  y a Ramón Núñez  para un show. Ensayamos y salió, así que nos contrataron por un mes, y nos quedamos un año. Luego hicimos el primer disco y logramos ingresar luego de unos meses a Radio El Mundo. Recuerdo que tocábamos los martes 22.40, antes que Eduardo Falú. Un día me llamaron  para decirme si podíamos reemplazar en el espacio Gilette a Marian Anderson, y a partir de allí, tuvimos una carrera imparable."

"Yo creo que el público le dijo sí a un estilo que era diferente. Estaban Los Chalchaleros y Los Fronterizos, cada uno con un estilo marcado haciendo música de su región, y el nuestro era cantar autores de todas las regiones. La diferencia con ellos era que hacíamos un folklore tocando todas las latitudes musicales."




Uno de los más grandes éxitos, con el que vendieron miles de simples:
"Ya nos había dicho el director de la Radio el Mundo donde trabajamos 6 años, que había una zamba que se llamaba Angélica, de Roberto Cambaré, una zamba para los Quilla Huasi. Fuimos a buscarlo a Cambaré y nos dijo que había sido grabada hacia un año y no había pasado nada. Nos ofrecía otra, "Paisaje Sureño". Estuve 25 días detrás de Cambaré, hasta que la trajo y la ensayamos. La presentamos en público y fue un fenómeno. Luego la incorporamos en el repertorio de una gira que hicimos en teatro de revistas, junto a Pedro Quartucchi y Nélida Roca. Vendimos 500 mil simples."

Lastra tenía 86 años. "Así termina la carrera de un hombre preocupado por la cultura nacional. Su voz es inconfundible entre los conjuntos de folclore, un cantor excepcional, además de autor y compositor"

*Fuentes diversas

Los Quilla Huasi Década del '60 
En el programa Casino Philips que conducía Juan Carlos Mareco
cantando Zamba del Chaguanco (A. N . Castro - H. Herrera)





Los Quilla Huasi - Volveré siempre a San Juan (A. Tejada Gómez - A. Ramírez)
Película Argentinísima década del '70

sábado, 1 de diciembre de 2012

DOCTOR, PERDÓNEME QUE SEA TAN POBRE...

 *por Alejandro Reyes.

A principios de la década del ‘70, el cantor y folklorista  argentino Horacio Guarany llevaba al disco una canción de su autoría titulada “Perdón, Doctor”. Esta canción, en su contenido, relata la historia de un niño que tiene enferma muy gravemente a su madre en el medio del campo. Entonces, el  niño,  desesperado,  se encamina a  hablar con el médico del pueblo y le ruega vaya a atender a su madre que se le muere, pero le dice que en su casa son muy pobres, que no tiene dinero para pagarle, que en cambio si su madre llega a curarse, ella sabe hacer muchas cosas: cocinar, lavar, unir los bueyes, hacer  telares etc., “Si sana – dice el niño – ella vendrá a pagarle todo… ¡Doctor, apúrese que está muy mala…! Doctor, perdóneme que sea tan pobre”  


       La canción,  en su época, no solo despertó la sensibilidad del público desde una temática de denuncia  ante un  grave problema de sanidad latente en la sociedad, sino que fue un escándalo en ciertas esferas,  y no pocos profesionales de la medicina se contrariaron y arremetieron contra el cantor, aduciendo que atacaba a los médicos. Horacio Guarany se defendió diciendo que él no atacaba a los médicos, sino al sistema que no proveía un organismo de salud al alcance de los más pobres, y así de esa manera cumplir también con uno de los derechos humanos inalienables: El derecho a La Salud igualitaria para todos. 

Grabación de estudio de la canción "Perdón Doctor"
Philips 1971.



          Hoy,  a  más de cuarenta años de aquella canción, parece que el tema adquiere más trascendencia y vigencia que nunca. Jamás hasta ahora se había visto en todo el mundo como LA SALUD y LA MEDICINA EN GENERAL,  se ha vuelto un millonario e inhumano negocio, donde quienes tienen dinero, tienen salud, y quienes no lo tienen deambulan por hospitales y clínicas públicas diciendo como el niño de la canción de Guarany: “Doctor, perdóneme que sea tan pobre…”
Lamentablemente desde aquella lejana  década de 1970, los niños y las madres pobres de todo el mundo, (como los personajes de la canción) se han multiplicado por millones y siguen sin acceder de manera igualitaria a la mejor medicina. Sigue existiendo,  como en la década de “Perdón Doctor”,  una medicina para los ricos y otra medicina para los pobres. En la primera, todo es posible, desde poder viajar a países  del primer mundo para ser atendidos en centros de alta tecnología y diagnosticados por las eminencias de la medicina mundial, hasta poder conseguir medicamentos que tienen un costo de miles de dólares. Y la otra medicina, la de los pobres, en la que se hace lo que se puede con los medios con que se cuenta. Que dicho sea de paso, estos medios casi siempre son muy escasos, cuando no, simplemente no existen.


La década del ’60, y la década del ’70 fue quizás la era de los cambios y las revoluciones a nivel mundial. Artistas, poetas  e intelectuales acompañaron esa época denunciando  las injusticias sociales que la prensa y los medios no denunciaban, y las problemáticas populares  que políticos y gobernantes  solo recuerdan  en sus discursos  de oposición, porque a diferencia del niño pobre que no tenía dinero para pagarle un medico a su madre, ellos, en todos los tiempos,  siempre son atendidos por los mejores especialistas, en las mejores clínicas y con recursos de última generación.
Cuando un personaje célebre, un gobernante o un político importante se enferma de gravedad, enseguida vemos como los medios de comunicación  se ocupan inmediatamente de la noticia. Siempre se ve a estos enfermos diagnosticados por juntas médicas muy importantes. Eminencias en la materia  tratando personalmente el caso. Rodeados de aparatos de última tecnología, en fin,  que no les falta nada. Y si les falta algo se revuelve cielo y tierra para conseguirlo o se traslada al enfermo a cualquier parte del mundo donde sea posible encontrar la cura. Tal  el caso de un famosísimo jugador de futbol sudamericano que cada vez que se pasaba de “saque” quedando intoxicado al punto de que muchas veces estuvo con un pie del otro lado, las ambulancias no daban abasto para ir a recogerlo y llevarlo a las mejores clínicas de recuperación donde estuvo tantas veces internado, mientras decenas de cámaras de televisión y una multitud de  periodistas se ocupaban de mantener informado al pueblo de la salud del deportista. En esos casos, la gente hace cadenas de oración, reza y llora por la salud del enfermo, se parapetan durante días en las puertas de los sanatorios privados (donde la mayoría de ellos  si estuvieran enfermos  no podrían entrar  simplemente porque no acceden a los costos), llevan flores y hacen  plegarias, todo muy conmovedor. 



  He deambulado por salas de hospitales públicos por la salud  de parientes y amigos, he escuchado de las bocas de decenas de íntimos y conocidos idénticos casos de los que yo mismo  fui testigo. He visto pacientes  sufriendo y padeciendo dolencias muy importantes, (a veces muriéndose), que durante  horas y días  tirados en una camilla permanecen aguardando urgente atención, muchas veces ni siquiera en una sala,  por falta de cupo, simplemente en un pasillo, o en una silla o en un sofá en un rincón del hospital,  y a esas alturas muchas veces,  ni siquiera los había visto un médico de guardia. Es de todos los días escuchar a los vecinos relatar  sus propias peripecias en estas circunstancias,  o las de amigos y familiares aquejados de enfermedades terminales que tienen que salir a luchar con  todos los medios a su alcance para conseguir el dinero y poder  hacerse atender por otros especialistas por fuera de la salud pública, porque saben muy bien que  la única esperanza de salvarse es pagando un tratamiento particular para su enfermedad. Muchos médicos,  consientes de esto, le son totalmente sinceros al paciente y le dicen de entrada la verdad: “Mire, lo suyo es grave, si puede, hágase ver en tal o cual  clínica privada o con éste o aquel  médico, él tiene un tratamiento efectivo, eso sí, hay que pagar, pero aquí en salud pública, no se moleste,  no se lo van a realizar...”  Muchas veces, los pacientes suelen esperar un análisis o una prueba médica durante meses, porque simplemente la cantidad de pacientes en espera es tanta que no dan abasto. Y poco importa que el caso sea grave, hay que esperar, no queda otra, y si te mueres esperando, te mueres, no te aflijas que no es tan grave, a veces es preferible antes de estar padeciendo semejantes atrocidades. La salud pública está colapsada en todo el mundo, y a estas alturas debería ser titular, aunque los grandes noticieros casi nunca lo mencionen.

Hace cuarenta años, la canción de Guarany, “Perdón Doctor”, suscitó escándalos, hoy somos testigos de cosas mucho más graves y no se nos mueve un pelo. Nos hemos acostumbrado con tal resignación y  con tal complicidad a esta inhumana y criminal realidad, a esta injusticia cotidiana sin parangón,  que nos resulta completamente normal. Pero no es normal, es escalofriante, y solo cabe en la realidad de una sociedad  que ha claudicado de su lucha ante un sistema opresor y asesino  cuyas barbaridades ya claman a los cielos.


Las canciones, parece, no cambian la desgraciada  realidad, pero al menos mitigan el dolor, otorgan consuelo. Acompañan a los más débiles en su eterna lucha por  mejorar las cosas. Pero lo hacen siempre y cuando la sociedad vaya en pos de esos cambios y tome la valiente  iniciativa de hacer algo al respecto. (En todos los casos lo menos aconsejable es decir OMM… y meditar.) Las canciones realistas nacen de una realidad cuando el pueblo acompaña esa realidad y toma plena conciencia de ello. Los cantores, los poetas y los artistas sociales son simplemente un canal donde el pueblo se expresa, lucha y reclama. Ante un pueblo que denuncia, el arte también denunciará. Ante un pueblo sordo, mudo, ciego y resignado, el arte también se vuelve, en la generalidad, sordo, mudo, ciego y resignado.

Hoy, ante semejantes crueldades que son el pan nuestro de cada día (pan amargo), los políticos y los gobernantes, como antes, como siempre, siguen mirando al costado con sus eternos discursos incoherentes que solo tramoyan para el poder, pero les importa un “rábano” las necesidades de los pueblos. Los medios de comunicación siguen correteando detrás de los enfermos que son célebres,  pero no se los encuentra en los pasillos de los hospitales públicos haciéndoles entrevistas a los pobres que a veces se mueren esperando un diagnóstico tirados en una camilla. Los cantores, los “poetas” y los artistas, en su gran mayoría,  comenzaron desde hace mucho tiempo a cantar canciones intrascendentes y frívolas que distraen a la gente de los graves problemas cotidianos, y Don Horacio Guarany sigue cantando desde aquel viejo  disco de la década del ‘70: “Doctor, perdóneme que sea tan pobre…”

© Alejandro Reyes.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Horacio Guarany en uno de sus tantos recitales
 cantando en vivo su canción decada del '80.